Todos los caminos conducen a Roma, … o a Santiago.
Contenido:
Una cosa es peregrinar a Santiago de Compostela y otra ir a Santiago. Según sea el enfoque y la motivación que te impulse encajarás en alguna de las siguientes categorías:
El turigrino | … es aquel que opta por hacer turismo barato aprovechandose de la red de albergues. Basta con comprar una credencial de peregrino, que cuesta entre 2 y 4 €. Se desplaza haciendo uso de cualquier medio de locomoción. |
El deporgrino | … es el que afronta el Camino como un reto físico deportivo. Sólo importa la velocidad, el tiempo que se tarda en completarlo. |
El curiogrino | … hace el Camino para ver que pasa, ¿de qué va eso?. Va a la busca de aventuras, tal vez al encuetro de pareja… Este colectivo presenta el mayor porcentaje de abandonos. |
El peregrino estricto | … es aquel al que me dirijo. Para poder extraer toda su esencia a la experiencia, en mi opinión debería: ir a pie, sin compinches, con una duración mínima de un mes y cargando con la mochila. Atravesar la meseta castellano-leonesa puntua doble. |
Mención especial merece la categoría «Coreano». Sorprende el gran número de jóvenes peregrinos de esa nacionalidad (de Corea del Sur, los del Norte lo tienen más difícil). Al parecer, en su país, el haber hecho el Camino, les da puntos adicionales en el curriculo personal.
Las modalidades en bicicleta, a caballo o a vela, aunque oficialmente admitidas, no se consideran en este blog.
Algunos y algunas se quedan atrapados o colgadas antes de llegar a la meta.
Motivación y modalidad
Volviendo a la motivación, conviene que sea sólida y consistente, pues habrá momentos en los que el físico se revele y/o las circunstancias ambientales te superen. La motivación será lo único que te puede mantener en el Camino. Si partes con alguna de repuesto, mejor que mejor.
En mi caso quería llegar a Santiago para agradecer que me considero un ser afortunado, al menos hasta el presente, en esta encarnación y en este Universo. (Se rumorea que podrían existir infinitos universos). Además, en las semanas previas de entrenamiento, era noticia todos los días, en todos los telediarios, la pertinaz sequía que mantenía los embalses bajo mínimos. La situación era alarmante. Así que me propuse peregrinar, también, para solucionar la sequía de España.
Qué Camino
Ya tenemos una férrea e inquebrantable motivación. Pongamos el foco en el Camino. Unos meses antes de tomar la decisión de peregrinar, padecía una severa ignorancia jacobea. Creía que sólo había una ruta, la tradicional con dos puntos de partida: desde Roncesvalles en Navarra o desde el Somport en Huesca. Ambas confluyen en Obanos (Navarra), poco antes de llegar a Puente la Reina. Pues resulta que este es simplemente el denominado «Camino Francés». Eso sí, es el que ofrece un más amplio abanico de posibilidades y equipamiento en cuanto a alojamientos y servicios. Todo ello por ser el más concurrido.
En realidad hay una más que amplia red de «Caminos de Santiago», jalonados con los característicos símbolos, incluso más allá, pero que mucho más allá, de los Pirineos.
Según los «ayatolás» de la peregrinación, la auténtica peregrinación empieza desde la puerta del lugar donde se vive. Parece ser que muchos pereginos encuentran la experiencia tan positiva, que deciden repetir una, dos y/o más veces. Incluso les crea adicción. Otros quedan atrapados en el Camino y ya no salen de él. La mayoría hace el Camino Francés y luego repite por otras rutas. Yo conozco a uno que ha colgado las botas con 18 peregrinaciones y seguro que no tiene el récord.
¿Cuándo?
Tenemos motivación, hemos seleccionado el punto de partida, ahora hay que fijarse en el almanaque. ¿Cuándo estamparemos el primer sello en la credencial?.
Seré optimista y pensaré que también sois afortunados al tener a vuestra disposición todos los meses del calendario. La fecha de partida es tan importante como la elección del color de tu nuevo coche. La fecha está directamente conectada con el contenido de la mochila, determina la gama cromática que predominará en tu memoria y otros aspectos operativos que pueden apoyar o entorpecer tu avance.
El número de peregrinos que cada año obtienen una credencial, según las estadísticas, crece exponencialmente. En temporada vacacional las rutas más populares se saturan, lo cual desvirtua drásticamente el objetivo del viaje. El conseguir alojamiento en un albergue al finalizar la etapa, pasa a ser el objetivo primordial. Peregrinar no es participar en una carrera entre «excusionistas», ni en una romería. Es por todo ello que me decidí a caminar en temporada baja, concretamente en los meses de febrero y marzo, antes de Semana Santa. Sean cuales quiera que sean las fechas escogidas, tendrán sus pros y sus contras, pero, en mi opinión, las que mejor se ajustan para una peregrinación estricta, corresponderían con los meses de invierno y primavera.
En la próximo capítulo empezaremos los entrenamientos y a sopesar lo que creemos que deberá contener la mochila.
La credencial es una cartulina plegable en la cual se plasman tus datos, motivaciones y modalidad de ejecución de la peregrinación. En ella se estampan los sellos de los establecimientos en los que se pernocta. Viene a ser el pasaporte del peregrinoVolver